El maltrato animal es una realidad muy tangible, tan tangible que sólo debemos alzar la vista más allá de nuestra propia realidad y la veremos por las esquinas. El maltrato animal no es más que otra forma de maltrato y por tanto ha de ser erradicada pero para ello quizás necesitemos algo más de información y ejercitar un poco más nuestra conciencia social.
El maltrato animal se puede presentar de varias maneras, no solo pensemos en aquellos que golpean cruelmente a sus mascotas o aquellos que asesinan a los animales por su piel o cualquier otro beneficio. Miremos esta realidad desde otra perspectiva. El maltrato animales lo podemos encontrar mucho más cerca de lo que pensamos pero o bien estamos demasiado preocupados para verlo o bien seguimos de largo sin hacer algo al respecto.
Un animal que vive constantemente amarrado es un animal maltratado, un animal que a pesar de tener propietarios enferma y no recibe atención también es un animal maltratado. O aquel otro que come cada dos días pues vive en una finca para “protegerla” y está a expensas de que alguien pase por allí y con un poco de suerte le presten atención. Todas estas situaciones son formas de maltrato. Los animales son seres vivos y como tales deben tener unos derechos mínimos garantizados: derecho al alimento y a una vida digna entre otros muchos.
El maltrato animal es una realidad al alcance de nuestras manos y no resulta suficiente el hecho de quejarse o preocuparse por la situación. El hecho de que todos aclamemos lo mismo procurará un cambio pero el cambio más sencillo de lograr es el de modificar el valor que tienen los animales en nuestras vidas y la responsabilidad que tenemos hacia ellos. Comencemos por lo más cercano y avancemos hasta su libertad.